Historia repetida


Banfield se aprovechó de Tigre y, en uno de los encuentros que le dio continuidad a la penúltima fecha del Torneo Apertura, lo venció como local por 1 a 0, con gol de Víctor López a los 36 minutos de la segunda etapa, y quedó a un paso de ganar el primer título de su historia ¿Tigre? Llegó a su cuarta derrota consecutiva y sigue último en la tabla.
a no hay más razones para explicar semejante campaña. Ya no hay más razones para tratar de entender por qué el conjunto de Diego Cagna sigue perdiendo. Ya no hay más razones para comprender está situación. Las derrotas se suceden una tras otra, ya sea con malas actuaciones, con jugadores desganados, con rendimientos decrecientes, con la suerte como su principal enemigo o con el factor que a usted se le ocurra. Lo concreto es que frente a Banfield, Tigre volvió a perder, y usted dirá “pero si era posible un resultado así”… Y la respuesta es si, claro que si, pero si nos detenemos y analizamos con profundidad lo que fue el encuentro ante los dirigidos por Julio Falcioni, Tigre no mereció perder, sobre todo por el planteo que realizó Diego Cagna, que casi le sale a la perfección. Pero vayamos por partes…
Banfield llegó a este encuentro con la obligación de ganar porque Newell´s ya había derrotado a Gimnasia en La Plata por 2 a 0 y, en caso de obtener un resultado negativo (un empate o una derrota), sus chances de obtener el título se acortaban. Mientras tanto, el Matador arribó al sur del Gran Buenos Aires con tres derrotas consecutivas y un cambio de esquema que, en la previa, era “de locos”.
Sin embargo, dicen que a las palabras se las lleva el viento, y el encuentro terminó siendo más cerrado de lo previsible, con un Tigre que, como se preveía, esperó con orden a Banfield. Diego Cagna dispuso de tres defensores, con Leyes como líbero más Julio Manzur y Maximiliano Oliva de stoppers; ordenó una marca personal por los costados, con los duelos bien marcados entre José San Román y James Rodríguez más Ramiro Leone y Marcelo Quinteros; y tejió una telaraña en el centro del campo difícil de contrarrestar, debido a la criteriosa ubicación de Diego Castaño y los despliegues de Jonathan Blanco y Mariano Pasini. Así, y a pesar de que Leandro Lazzaro y Carlos Luna quedaron desconectados del circuito de juego, Tigre se las rebuscó bastante bien como para no pasar muchos problemas en defensa. Es más, Banfield sólo llegó con remates de media distancia y recién logró crear peligro a los 22 minutos, cuando un tiro libre con forma de centro del colombiano Rodríguez pegó en el travesaño defendido por Islas.
Claro, usted dirá: “¿Y los delanteros?”. Desde aquí podemos afirmar que el planteo tenía como finalidad conservar el cero en el propio arco, por lo que tanto Leandro Lazzaro como Carlos Luna se dedicaran más al roce, a la colaboración en defensa, que en atacar. Por eso, el Matador tuvo una sóla chance en todo el partido, y fue un centro pasado desde la derecha de San Román que no pudo capitalizar Lazzaro. Luego, el ataque quedó como una asignatura pendiente.
De esta manera, el juego se tornó impreciso, los nervios de los jugadores locales se hicieron cada vez más evidente y Tigre, cómodo en su postura, prefirió apoyarse en el quite de Leyes, en el criterio para marcar de Castaño y en el sacrificio de los delanteros. Sin embargo, la suerte no entiende de merecimientos e hizo que Banfield, en una de las tantas pelotas detenidas que cayeron en el área de Daniel Islas, se pusiera en ventaja (gol de Vítor López) y se quede con un triunfo que lo acerca cada vez a ese objetivo que el Matador tuvo en sus manos pero que se le escapó por muy poco: El título del torneo Apertura.
Ya no hay más razones. No. No las hay y no las habrá, porque es muy probable que esta derrota, a esta altura, le termine de poner el moño a un ciclo de casi tres años que quedará en el recuerdo de todos los hinchas de Tigre.


Federico Reyes Da Roza

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